La inmobiliaria dueña del recinto apeló a la nueva ley "Devuélveme mi casa" para agilizar el trámite de restitución.
Mire, ¿quiere que le diga? Esta era una toma y todos aquí sabíamos que era una toma". Gerson está apoyado en un camión de fletes y detrás suyo, al pie del edificio, hay una ruma gigante de colchones, muebles, ropa, cocinillas para hacer sopaipillas y varios carros metálicos con ruedas, de esos que usan los vendedores ambulantes para ofrecer jugos naturales y otras menudencias. Hay grupos de mujeres conversando con evidente preocupación, mientras un puñado de niños corren entre las pertenencias, acaso como si aún creyesen que están en el living de su casa. "Yo llegué al edificio hace seis meses" prosigue Gerson. "un conocido que vivía aquí me lo ofreció. Me dijo Gerson. Este edificio es una toma. Yo aquí no pago nada, pero es una toma. Así que en cualquier momento te desalojan. No hay problema, le dije. Y bueno, llegó el desalojo. No hay otra cosa que apechugar, como le dicen acá en Chile". A eso de las cinco y media de la mañana, un escuadrón de carabineros llegó al edificio denominado Shakira Tower I, ubicado en Conferencia casi llegando a Toesca, en el límite sur del barrio Meiggs, con la orden de desalojar 11 departamentos.
La decisión la tomó un juzgado civil de Santiago luego de un recurso presentado por los dueños del inmueble, apelando a la nueva ley sobre desalojos conocida con el nombre "Devuélveme mi casa". "Fue bastante rápido, la verdad. El recurso lo presentamos en diciembre y tres meses después al fin están desalojando", cuenta Luis Cole Gormaz, abogado de la inmobiliaria dueña del edilicio. Cole cuenta que el edificio no tiene más de cuatro años y que cuando lo terminaron, Justo vino el estallido social que lo desordenó todo. "Con el caos que había, mucha gente se aprovechó y se tomó el edificio. Casi todos inmigrantes'. Dice. "Luego vi no la pandemia y ahí fue imposible desalojar a nadie. Recién lo pudimos hacer con la reforma de la ley, que agiliza mucho las cosas". Los vecinos, la gran mayoría de ellos inmigrantes venezolanos, prácticamente no opusieron resistencia.
"Lo que sí hicimos fue protestar porque pudieron habernos avisado antes, para buscar con tiempo un lugar donde cambiarnos", alega una mujer, madre de dos niños. "Nos pidieron sacar las cosas y después soldaron las rejas de las puertas, para que no pudiera entrar nadie".
Además, el Shakira Tower I tiene cortada la luz y la entrada del estacionamiento está sellada con una puerta metálica. Los otros 25 departamentos que siguen ocupados, explica Cole, no pudieron ser desalojados porque no se conoce el RUT de las personas que los habitan, un requisito importante para presentar el recurso judicial. "La mayoría de las personas aquí son indocumentadas, así que no sabemos su identidad", dice. "En algún momento hasta era peligroso acercarse al edificio, porque había prostitución y delincuencia. Había que frenar esto". "Mire, es cierto'', confirma Gerson con desconcertante franqueza.
"En un momento hubo prostitución y delincuencia, pero esa gente se fue. La PDI los vino a desalojar en diciembre del año pasado y se fueron todos. Ahora solo quedamos gente de Trabajo”. Gerson llegó hace cinco años a Chile escapando de la violencia en Venezuela, "donde o te disparan los delincuentes o te disparan los policías, por cualquier cosa”. “Pero yo no vine a Chile a robar”, advierte. "Le digo otra verdad, para que nos entienda: aquí no podemos arrendar. Para arrendar piden contrato indefinido, antigüedad, cotizaciones, aval, cosas que nadie acá tiene. Con suerte podemos trabajar en el comercio ambulante".
Aún quedan 25 Departamento ocupados en el Shakira Tower l
ref: Ultimas Noticias